Un respiro

Quizás necesite un tiempo muerto para descansar y olvidarme de los problemas que atormentan mi “perfecto” mundo. Un tiempo en el que no tenga tiempo para pensar en mí, en las personas cercanas a mi mundo, en las pequeñas espinas, y aun así doloras, que encuentro últimamente en mi camino. ¿Por qué no soy capaz de ignorarlas? ¿Por qué no soy capaz de ignorar a cada elemento de mi mundo? No puedo culparlos de mis problemas, no puedo culparlos de mis heridas. Solo yo soy responsable de mi camino. Solo yo soy la que decide por donde desea caminar.

Sé que cuando vuelva todo seguirá igual. Volveré a retomar mi camino desde donde lo dejé. Pero la percepción del camino será diferente. Yo seré diferente. Solo necesito un descanso, un pequeño descanso para poder retomar mi viaje con la misma fuerza y alegría con la que siempre lo he hecho.

Esta vez no huyo. No doy marcha atrás. No me engaño. Las cosas son como son. El camino es el que yo decido. Lo que me espera… lo construyo yo.

Asi son las cosas

Cuando una victoria amarga mas que la propia derrota.
Cuando recibes una llamada tan deseada y dejas que suene hasta que cuelgue.
Cuando dices que no puedes aunque te mueres por ir.
Cuando un apretón de manos sustituye un calido beso.
Cuando una simple broma oculta algo de verdad.
Cuando te empeñas en ir a contracorriente aun a sabiendas que la marea terminará arrastrándote de nuevo a la orilla

Margaritas

Ahora si, ahora no, ahora si, ahora no…. Y así deshojo mi margarita. Tú me miras mientras te vayas en tus sueños. Mientras el sol de un nuevo día resplandece en tu mirada. Quiero darle la espalda a todo. No tengo fuerzas para sobrellevarlo. Tengo respuestas a mis preguntas y sin embargo, corro en dirección contraria. Cuando la cobardía es la única forma de ser feliz. Cuando la ignorancia te llena de ilusiones. Cuando la esperanza depende de una simple margarita: ahora si, ahora no….

El reloj de la vida

Sentada observo como los segundos se convierten en minutos y estos a su vez en horas. Intento parar el tiempo, no importa que sea el peor o mejor momento, lo importante es que seguirás aquí. Pero mis ojos comienzan a empaparse al comprobar que el reloj que tengo enfrente carece de un regulador. No puedo detener el tiempo… solo puedo observar como pasa.
Sentada enfrente de él, calculo el tiempo que le resta para que suene. Cierro los ojos y tapono mis oídos. Tal vez, si no oyera la señal no sabría que ha llegado el final y tú todavía estarás aquí. Tal vez, si no lo vieras, podría imaginar que he logrado detener el tiempo y todavía te tendré aquí.
Los segundos se convierten en minutos, minutos que restan a tu existencia…

Un día más.... un año más....

Conocidos que se convierten en grandes amigos, aventuras que no pensarías que vivirías tan pronto, historias que terminan, que siguen y otras que pueden empezar, desilusiones que te abren los ojos, días que quedaran en tu memoria, abrazos que te tocan el alma, nuevos caminos que se abren a tu paso, nuevos intereses y deseos, sucesos que marcarán ese año….

Un día lleno de amistad y cariño. Un día cualquiera que los demás lo convierten en un día especial. Mucha gente, una tarta y un solo deseo, solo uno para soplar las velas…. Un deseo que pido aun sabiendo que no se cumplirá……….

El espejo de cristal

Intento recoger los trocitos de cristal. Quizás si logro juntarlos todos y los pego mi imagen vuelva a reflejarse en él. Me siento en el suelo y observo la fragilidad de mí alrededor. Recuerdo como con un simple suspiro el espejo cayó y se rompió. “No hay nada perdido, los pedazos están ahí, solo tienes que volverlos a juntar. La esperanza es lo ultimo que se pierde.” Dicen todos aquellos que pasan por mi lado. Y sin embargo, cuanto más escucho sus “palabras de ánimo” mas van muriendo mis esperanzas. En el fondo saben, al igual que yo, que aunque vuelva a juntar y pegar todos los trocitos de cristal, la imagen que se reflejará en el espejo nunca volverá a ser la misma que fue una vez.