Un año más y no hay nadie que sople las velas. No importa nada de lo que haga o diga pues tu ya no estás para escucharlo. Tendré que imaginar cada escena que debería y sin embargo nunca más sucederá cada 31 de Enero... Ahogo un te quiero y soplo en mi interior el numero de años que ya no estás... solo 2... y en cambio... un a eternidad que solo acaba de empezar.
Te quiero... aunque no te lo dijera amenudo... Te quiero, espero que lo supieras...
31 enero 2009
29 enero 2009
Quizás el mundo tenga razón… o quizás no. Tal vez intento engañarme y esto no va a ninguna parte. ¿A que juego estoy jugando? Porque a veces pienso que es solo eso… un juego. Cuando lanzas los dados y siempre vuelves a la casilla de salida, empiezas a pensar y preguntarte que es lo que estás haciendo mal. A lo mejor todo es perfecto. A lo mejor no hay nada mal. Solo el tablero que no tiene una casilla para continuar. Y todos sabemos que ocurre cuando no hay casilla de “continúe”. Todos nos imaginamos lo que tarde o temprano puede ocurrir. Ahora me toca decidirlo a mí. ¿Tarde o temprano? ¿Cara o cruz? Continúe o vuelta a empezar…
21 enero 2009
Paso a paso. Me caigo y me levanto. No sé si estoy empezando o terminando pero yo continuo, paso a paso. ¿Sabes donde estoy? Justo detrás de ti, cual fantasma te persigue a la espera de encontrar el momento oportuno para… ¿para qué? Todavía no lo sé… así que sigo, paso a paso, observándote. Quizás algún día te percates de mi presencia aun que… ¿Cómo poder ver a un fantasma? Antes debo querer que me veas ¿y acaso no es lo que quiero? Paso a paso continuo pensándolo… no hay stops por ahora que me impidan levantarme. Solo… paso a paso…
18 enero 2009
Hoy no hay nadie en casa. Nadie al otro lado de la línea. Nadie junto a mí. Nadie que pueda darme el calor que necesito. Hoy me encuentro completamente sola con mis anginas, viendo mano a mano una de las tantas series que me gustan y nunca saco el tiempo necesario para ver. Hoy descubro que cuando busco no encuentro y que a veces es mejor dormir y dejar pasar el tiempo. Hoy descubro una lejana sonrisa ocultándose tras una lágrima y una mano amiga que rehúyo por temor a temer, por cansarme antes de andar, por callar en lugar de hablar. Nada me merece la pena hoy. Nada me merece la pena mañana. Y hoy, en estos momentos, nadie me merece la pena salvo yo y mis anginas.