Realidad paralela

Me siento en el banco, nuestro banco, y observo en el horizonte como la nada se aproxima lentamente, sinuosamente, a la espera. “Hoy es el día” escucho como me dice burlonamente el vacío.
El viento sopla con fuerza, los árboles del parque desnudan sus cuerpos a la espera, ansiosa, de que la primavera les cubra con nuevos trajes. Todo era como aquella tarde, ¿recuerdas? tú estabas sentado a mi lado. Yo te miraba como a algo grande y tú… dejémoslo con que al menos estabas allí. Mi mano jugueteaba nerviosamente con mi pelo, como cuando me hablabas de tus planes y yo deseaba que me incluyeras en ellos, ¿recuerdas? y tú sonreías y yo solo pedía que se detuviera el tiempo y permaneceríamos juntos, en nuestro banco, rodeados del silencio, envueltos por nuestros sueños.
Escucho las campanas repicar con alegría y oculto en mi mano la prueba. Hoy ha llegado el día. Hoy, y tiene que ser hoy, en este momento, en este lugar.
Te veo venir. Tu mirada se fija en la mía. En el fondo lo sabes, yo sé que lo sabes y por eso vienes. Quiero pensar que es así, sino… ¿Qué haces aquí? mientras te acercas pienso en aquella tarde, en mis deseos, los nuestros… y por primera vez desde entonces sonrío. Sonrío al descubrir que estoy, perdón, “estamos” a punto de cumplirlo.

Este es el cuento de amor que he mandado al curso de escritura. ¿Qué pensais que ocurre en él? ¿De qué trata? :P Por ahora nadie ha acertado...