Haces una pequeña incisión en la artería que más dañada está. Miras y remiras y no encuentras nada. Todo perfecto. Te dispones a coserlo pero luego piensas ¿para qué? Es solo una pequeña incisión… y te marchas.
Una flecha que no tiene sitio donde parar. Un ciego que nunca se lo creyó y un inocente desangrándose solo en una mesa de un quirófano preparada a contracorriente.
0 Han volado hasta mi Luna...:
Publicar un comentario