Aniversarios...

Bajaba los peldaños una vez más, como había estado haciendo durante ese fin de semana, ese largo fin de semana. Y allí, sentados en aquellos sillones azules, 3 hombres lloraban desconsolados mientras 2 de ellos abrazaban al más mayor. Una fuerza la empujó hacia ellos sin dejarla si quiera la opción de huir. Solo pudo preguntar que qué pasaba con un hilillo de voz, abrazada a aquella persona cuya misión había sido protegerla desde la primera vez que la vio. Ahora no era capaz de hablar. Su rostro se había envejecido 10 años de golpe y sus remolinos canosos perdían su viveza para caer sin fuerza sobre su frente. Solo divagaba y se ahogaba en su propio lamento. Ella no necesitaba nada más… ya tenía la respuesta.