La primera vez le fue extraña, torpe, sin sentido… ocurrió sin más. Apenas guarda recuerdos. Su cara solo es una mancha borrada sin dificultad. La segunda la deseó más que a su vida. Soñó con esa experiencia y vivió por ella más de lo que hubiera debido. Pero entonces encontró un atajo (nadie le había explicado que los atajos son leyendas para hacerse con aquellas almas puras e inocentes) y con toda su ingenuidad se adentró en un callejón sin salida. Vivió en poco tiempo lo que nunca debió haber vivido. Y sintió, en la oscuridad de aquella noche, que ya nunca más volvería a ser la misma. Borró con cada lágrima el desgarre y la tiranía por la que tuvo que pasar. Pero aún hoy, al pasar por mi lado, observo en su rostro, en sus oscuros ojos, ese secreto que oculta y que solo muestra a aquellas victimas que enmudecen ante su misma verdad.
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0 Han volado hasta mi Luna...:
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