Al principio te enfadas. No puedes comprender por que. Se lo echas en cara. Lo único que quieres es que se de cuenta y te pida perdón. Que rectifique. Llega un momento en que empieza a darte igual, aunque no por eso deja de dolerte. Depende de muchos factores. De las circunstancias. Después ya no te sirven sus perdones, sus promesas. Ya no crees en su palabra. Poco a poco vas esperando menos y vas exigiendo menos. Todo para terminar con la temida indiferencia… en fin, así son las cosas….
03 junio 2007
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0 Han volado hasta mi Luna...:
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